
Conmoción en Orán: un policía mató a su pareja y luego se disparó dentro de una dependencia
El hecho ocurrió en la División de Drogas Peligrosas, donde una violenta discusión de pareja terminó en tragedia.
Se desarrolló la segunda jornada del juicio seguido contra Gregorio Osvaldo Suárez (32), por los delitos de homicidio calificado por femicidio y por el uso de arma de fuego y portación ilegítima de armas, en perjuicio de Martina Juliana Díaz.
Policiales17/08/2022Entre otros testigos, este miércoles compareció el agente sanitario de Pampa Llana que concurrió al paraje El Catrial al día siguiente del deceso de Martina Díaz.
Recordó que se enteró del hecho el 16 de mayo, cerca de las 17, cuando el hermano de la víctima le envió un mensaje pidiéndole que vaya a ver a su hermana porque Gregorio Suárez la había baleado y estaba grave.
Dijo que no quiso ir solo porque tuvo miedo de que el imputado siguiera ahí, armado. Decidió avisar a la policía. Se organizó una comisión en Pampa Llana. Salieron esa noche y llegaron al día siguiente, alrededor de las 11. En El Catrial ya estaban la madre y un hermano de Martina Díaz y el abuelo del imputado. Al llegar les avisaron que la joven había fallecido el día anterior, a la tarde.
El agente sanitario manifestó que no vio a la víctima. Habló con el abuelo de Gregorio Suárez. Le contó que Martina había llegado a El Catrial la tarde del 15 de mayo. “Me dijo que él se fue a dormir y la chica entró diciendo que la habían baleado. Él no alcanzó a ver al nieto porque el chango ya se había pirado”, relató el testigo.
Manifestó que se enteró luego que Gregorio se había ido al cerro y que estuvo escondido ahí como un mes. “Lo encontraron en Cerro Negro, un lugar que queda a unos cuarenta minutos de El Catrial. Ahí había una casita abandonada donde antes donde había vivido un familiar de Suárez”, agregó.
El testigo describió la casa de El Catrial como una vivienda típica de la zona, construida con adobe y piedra, con techos bajos de paja y barro. A unos quince metros estaba el corral. Recordó que ahí, en la puerta, la policía había encontrado la “chalita” (vaina) de una bala.
Luego, consultado por la defensa, aclaró que el mensaje de texto que recibió, donde le daban aviso de lo ocurrido en El Catrial, se lo había mandado un vecino de Aguas Calientes. El texto hablaba de una “accidente”. El testigo dijo que desconocía por qué el remitente había utilizado ese término para referirse al hecho. Pero como también decían que la víctima había sido baleada, decidió dar aviso a las autoridades.
Hoy también declaró la médica legal del CIF que realizó la autopsia de Martina Díaz. El procedimiento se llevó a cabo el 18 de mayo de 2019. Dijo que la víctima presentaba orificio de entrada compatible con proyectil de arma de fuego arriba del ombligo. La bala quedó alojada en la zona lumbar y lesionó varios órganos: estómago, colon y riñón. La causa de muerte fue un shock hipovolémico por proyectil de arma de fuego.
Por las características de las manchas de sangrado, consideró que lo más factible es que la mujer haya estado de pie al momento de recibir el disparo.
Otro de los testigos citados hoy fue un policía que al momento del hecho revistaba en la Brigada de Cafayate. Refirió que formó parte de la comisión que se trasladó a El Catriel luego de que desde un puesto policial de Catamarca les comunicaran que una mujer había sido herida con arma de fuego en un paraje salteño.
Relató que caminaron toda la noche y, al llegar a El Catriel, los familiares de Martina Díaz les comunicaron que ya había fallecido.
En el lugar hizo algunas entrevistas y actuó como sumariante. El abuelo del imputado le dijo que Martina entró a la casa herida y le pidió ayuda. Él la llevó a un cuarto y la recostó.
Con Pascual, hermano del acusado, se entrevistó días después en Catamarca. Le contó que el problema entre Gregorio y la víctima había sido por celos. Mencionó que ellos dormían juntos y que era la primera vez que los veía discutir. Dijo que Gregorio le pidió el celular a Martina y se enojó porque ella se había demorado en volver de Pampa Llana.
Consultado por la defensa del imputado, el testigo dijo no recordar si al momento de tomar las declaraciones les informó al abuelo y al hermano de Suárez que, por ser familiares directos tenían la facultad de abstenerse. Señaló que ambos se mostraron predispuestos a hablar y a relatar lo que habían presenciado.
Otro de los testigos citados hoy fue el licenciado en Criminalística que tuvo a su cargo el peritaje balístico (analizó una vaina y el fragmento de proyectil extraído del cuerpo de la víctima) y el peritaje del arma secuestrada. Indicó que esta era apta para el disparo y que se trataba de un arma tipo carabina, calibre 22 largo, de uso civil (modificada). Requiere permiso de portación.
El perito indicó que se comprobó que la vaina recogida en la puerta del corral, en El Catriel, y el fragmento de plomo extraído del cuerpo (proyectil) correspondían al arma secuestrada.
Agregó que la sensibilidad del gatillo estaba en el rango de lo normal y que, a partir del análisis de las prendas de vestir de Díaz, se determinó que el disparo se produjo a una distancia superior a los 60 centímetros.
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