En primera persona una niña relató los ultrajes y abusos sufridos de parte de su padre

“Papá, basta, no me gusta, mis compañeras no son iguales con sus papás” dijo A, durante su declaración en la justicia. Estremecedor relato.

Argentina 18/07/2021 Defrentesalta Defrentesalta
el palacio de tribunales
Tribunales

CUARTA A FONDO - REPUESTOS

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 A. no pudo contenerlo más. El desahogo llegó por algo que puede parecer simple, el cambio de clave de la computadora, pero que para ella era mucho más. Era otro símbolo del sometimiento de su padre. Y no lo resistió más. Le contó a su mamá que hacía 10 años, desde que tenía nueve, su papá abusaba de ella. Que lo hacía de manera reiterada, en distintos lugares, que ella se negaba, que le decía “vos sos mi papá” y que él seguía. Que lo único que quería era morirse.

 Durante dos horas A. contó hace unas semanas en el juicio oral contra su padre cómo fueron esos 10 años. Cómo empezaron los abusos, cómo siguieron, qué le decía él, cómo impactó en su vida, las amenazas, los intentos de suicidio, la perdida de sus amigas y cómo logró ahora recomponer su vida.

“El primer recuerdo fue a partir de los 9, 10 años, cuando mi mamá empezó con cáncer de mama. Yo iba al colegio primario y no entendía muy bien qué le pasaba pero sí que estaba muy mal porque ya se le había caído el pelo por la quimioterapia y estaba en cama. Tengo el recuerdo que mi hermano estaba en la habitación y yo estaba en el comedor con mi papá mirando la tele. Lo primero que hizo fue abrazarme, me subió encima suyo y abrazándome me empezó a mover. Yo tuve una sensación rara porque sentí algo raro cuando él se movía. Y le pregunté qué hacía y él me decía ´no, no pasa nada, no pasa nada´. Después de ese momento fue a ver a mi mama a la habitación y estaba dormida”.

“Después empezó a ir a mi pieza durante la noche. Tengo el recuerdo de estar mirando la tele, en ese momento dormíamos con mi hermano en la habitación. Teníamos una cama cucheta, mi hermano estaba arriba y yo abajo. Él se fijaba que mi hermano esté durmiendo, dejaba la tele prendida a veces y venía y me empezaba a acariciar, a hablarme y me tocaba la cola y la vagina por encima de la ropa. Yo no entendía qué pasaba y le volvía a preguntar qué era lo que estaba haciendo y me decía que estaba bien, que él era mi papa que confíe en él, que estábamos empezando a practicar para cuando yo sea grande. Me da besos en la boca, yo lo intentaba correr y me decía que todo que eso estaba bien porque en Italia los papás hacían eso con sus hijas”.

“A mis 11 años, un día mi mamá se había ido con sus amigas y nos quedamos solos con él. Estábamos en la pieza y en ese momento era muy fanática de una banda, Jonas Brothers, y le empecé a mostrar canciones y como me gustaba el inglés se las traducía. Un tema que se llama “Burnin up”, creo que es ardiendo en español, no dice nada raro pero él intentaba distorsionar la letra y darle como algo sexual. En una parte de la canción dice como que quiero entrar en la lava y él me dice ´está hablando de una chica, que quiere entrar a su vagina, que quiere estar con ella, que quiere hacer eso´. Y yo me enojaba, le decía ´papá no, no están diciendo eso´. Y de nuevo intentaba tocarme. Me enojé, me asusté y la llamé a mi mamá. Le decía llorando que la extrañaba, que cuando volvía”.

“Después que me diera cuenta que con mis compañeras no pasaban lo mismo, lo intentaba sacar y le decía que le iba a contar a mamá y él me decía que no tenía que contar nada porque mamá se iba a poner mal y la iba a enfermar de nuevo. Yo le decía que lo podía denunciar y podía ir a la cárcel, y me decía que podía ir a la cárcel pero cuando salga me mataba a mí, a mi mamá y a mi hermano. En ese momento íbamos a la iglesia y le decía a él que lo que me estaba haciendo estaba mal y que íbamos a ir al infierno y él me decía que no íbamos a ir al infierno. A veces me decía ´si, hija tenes razón, perdóname, no entiendo qué me pasa, no puedo controlarlo, pero voy a pedirle a Dios que me perdone y que me ayude a controlarlo”.

“Cuando me indispuse por primera vez, a los 11 años, él empezó a venir más seguido a la pieza, una vez por semana. Ya para eso momento me dijo que estaba creciendo, que estaba hermosa y empezó a sacarme la ropa. Me tocaba por debajo de la ropa la cola, la vagina. Intentaba darme besos siempre. Lo frenaba y le decía ´papá basta porque no me gusta, porque mis compañeras no son iguales con sus papás´. No solo me tocaba, además intentaba meter la lengua en mi vagina. A veces me rozaba muy fuerte y me dolía y yo intentaba no gritar porque mi mamá y mi hermano dormían. Cuando hacía algún quejido me decía que me calle. No entendía que me estaba pasando. Miraba las noticias y cuando pasaban los casos de violación no podía creer que me esté pasando a mí. Él era mi papá y estaba todo bien y de un día para el otro se distorsiono todo”.

“De día era otra cosa. Íbamos a comer, al cine los cuatro. Jugábamos, nos reíamos. Y a la noche era otra cosa distinta. Intenté hablarlo con una maestra que tenía en sexto y séptimo grado que siempre la amaba y era muy compresiva y muy abierta. Era la primera a la que pensaba en contarle, pero nunca me animé. Tampoco a mis amigas. Yo iba al colegio y tenía buenas notas, fui primera escolta e intentaba hacer de cuenta que no me pasaba nada, que era otro mundo”.

A. transitó su relato entre lágrimas que se derramaban en esos años de infierno. Contó que en séptimo grado se tenía que ir de viaje de egresados y que su papá le daba autorización si dejaba que la toque. Finalmente, no fue. A sus 13 años el papá comenzó a violarla.

El juicio

El padre de A. se negó a declarar en el juicio que llevó adelante el Tribunal Oral Criminal 10. Los jueces Alejandro Noceti Achával y Gabriel Vega lo condenaron a 25 años de prisión por los delitos de abuso sexual simple, abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal, todo agravado por ser el padre y porque la víctima tenía menos de 18 años. 

Concejo deliberante

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