Caso Teruel: Lautaro reconoció el abuso contra la víctima menor de edad

Trató de justificar su error diciendo que "no sabía por qué había sucedido eso".

Policiales29 de septiembre de 2021DefrentesaltaDefrentesalta

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Juicio Lautaro Teruel

EDESA

Con la declaración de peritos continuó hoy la tercera audiencia del juicio seguido contra Marcos Lautaro Teruel (30). El joven está acusado en dos causas diferentes, ambas por delitos de abuso sexual. En una de ellas se encuentran coimputados dos amigos suyos, Silvio Ezequiel Rodríguez  y Gonzalo Isaac Farfán.

En primer término declararon tres psiquiatras (un perito de parte y dos profesionales del gabinete del CIF) que tuvieron a su cargo la realización de una pericia a I. J. A. (víctima menor de edad al momento de los hechos). La junta médica se efectuó el 11 de junio de 2019, cuando la damnificada tenía 17 años.

En el informe se concluye que la joven presentaba un discurso coherente, impreciso e inconsistente, con contenido depresivo. Los profesionales aclararon que la entrevistada se mostró puntualmente reticente a hablar de los hechos por los cuales estaba siendo periciada. Era vaga en los detalles y no podía dar precisiones.

Dijeron que I. J. A. presentaba una personalidad con indicadores de trastorno límite de la personalidad, labilidad y trastorno de la imagen corporal. En su relato se evidenciaban vivencias psicotraumatizantes que daban cuenta de un daño psíquico de origen multifactorial. En su historia vital aparecían situaciones que la habían ido marcando. Los peritos indicaron que, durante la entrevista, la joven no quiso hablar de los supuestos abusos padecidos, pero sí se refirió a su mala relación materno filial (existente ya antes del hecho denunciado) y al rechazo traumatizante de su padre. Dijeron que el impacto traumático producido por un abuso a veces está reprimido y no sale en la entrevista.

No obstante, los miembros de la junta médica remarcaron que al momento de la entrevista la menor no evidenciaba síntomas de estrés postraumático. Explicaron que la persona que presenta esta característica tiende a hablar del hecho, llora, se angustia. El trauma se sostiene en el tiempo si no es tratado profesionalmente.

Luego declaró una psicóloga del Poder Judicial que evaluó a Marcos Lautaro Teruel en referencia a la denuncia por abuso sexual en perjuicio de I. J. A. Dijo que, al momento de la entrevista, el acusado se encontraba muy angustiado por su situación de detención y por sentirse observado por los demás. La perito señaló que Teruel le contó detalles del hecho por el cual había sido denunciado, reconoció el abuso y trató de justificar su error diciendo que no sabía por qué había sucedido eso.

La psicóloga indicó que en la personalidad del imputado sobresalían rasgos infantiles y dependientes y que buscaba permanentemente la contención de sus padres. Dijo que el joven sabe lo que está mal, lo reconoce, pero también puede actuar sin tener en cuenta lo que causa en otras personas.

Sostuvo que el plano psicosexual es un área conflictiva en la que el acusado puede actuar con el mecanismo de disociación antes descripto.

A continuación declaró una asistente social del Poder Judicial que en 2019 entrevistó a Teruel y a familiares y vecinos del acusado. El joven contó que se dedicaba a la producción musical, que tenía estudios terciarios y que era el menor de cuatro hermanos. Refirió un consumo no excesivo de alcohol y un uso recreativo de la marihuana, aceptado por el entorno familiar.

En ese momento el acusado se encontraba en pareja con una joven con quien llevaba seis años de relación. Convivía con ella en un departamento que era propiedad de la familia.

El imputado señaló que la supuesta víctima era nieta de una amiga de la infancia de su madre, que frecuentemente visitaba la casa.

La testigo indicó que la consulta realizada a vecinos del edificio como a residentes cercanos a la casa de los padres de Teruel no evidenció conductas conflictivas.

Otra de las testigos citadas fue una psicóloga que realizó un informe de I. J. A. solicitado por la Asesoría de Incapaces en una oportunidad en que la menor se fugó de su casa. La profesional dijo que en ese momento la menor tenía 13 años y se había ido al inmueble de su papá porque ya no quería vivir con su mamá. En ese momento refirió tener problemas en el vínculo con su madre por conflictos de horarios y límites. Por esa razón quería irse a vivir con su padre, con quien había tenido poco contacto.

La testigo manifestó que la menor presentaba trastornos alimenticios, se autolesionaba y aludía malestar emocional, pero no profundizaba al respecto. Le contó que ese malestar había comenzado a manifestarse cuando ella tenía 10 años.

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