Dia 1: Novena del Señor y Virgen del Milagro

A continuación, te ofrecemos en nuestra web el rezo del primer día de la novena.

Salta06 de septiembre de 2024DefrentesaltaDefrentesalta

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Señor del Milagro 2023.
Señor del Milagro 2023.Foto: Sol Salas.

EDESA

Acto de contrición:

Dulce Jesús mío y mi crucificado Señor, indigno de ponerme delante de vuestros ojos, me postro avergonzado a vuestros pies, confesando la multitud de mis culpas, con íntimo dolor de mi alma, por haber sido ofensa contra Vos. Herido vengo, médico divino, a buscar mi remedio en vuestra benigna misericordia, proponiendo con todo mi corazón la enmienda. Dulce amor mío sois sobre todas las cosas, tened piedad de mí, y acordaos, Señor, el que mi amor os puso en esa Cruz, y no os acordéis el que yo, como ingrato y desconocido, me olvidé de vuestro paternal amor, porque si a Vos, que sois mi Padre, no vuelvo los ojos, ¿quién otro se compadecerá de mí? ¡Ay, mi Jesús, y cómo os ofendí! ¡Oh, quién de dolor muriera a vuestros pies, pues amándome tanto me atreví a ofender a un Dios tan bueno, tan santo y tan amable! Pequé, Padre mío, contra el cielo y contra Vos, tened misericordia de mí. AMEN.

Oración preparatoria para todos los días:

María Purísima del Milagro, que con tierno amor te inclinaste a pedir a tu Soberano Hijo, cuando enojado por nuestras culpas, quiso destruir la ciudad de Salta con aquellos espantosos terremotos, y Tú, cual otra hermosa Ester, puesta delante del Supremo Rey de los Cielos, mudando de colores, pediste por la libertad de este pueblo; concédeme, Madre mía del Milagro, el que de tal suerte mude yo mi vida, que si hasta aquí he caminado por los caminos de mi perdición, olvidado de mi Dios y Señor, de hoy en adelante sólo reine en mi corazón tu maternal amor, y que corresponda, amante y agradecido, a las obligaciones de hijo de tal Madre. Y no permitas Madre mía, el que se vea malograda en mí tu poderosa intercesión, que todo lo puede conseguir, con tal que no apartes tus purísimos ojos de este miserable pecador y concédeme lo que te pido en esta novena, si es para mayor honra y gloria tuya, y bien de mi alma. AMEN.

Aquí se rezan tres Avemarías en reverencia de la Purísima Concepción.

Día primero: 

Vos sois, pues, oh mi Dios, un bien infinito y más de una vez os he trocado por un vil placer del momento. Más, aún cuando os haya despreciado, me ofrecéis todavía el perdón, si yo lo quiero, y me prometéis recibirme en vuestra gracia, si me arrepiento de haberos ofendido. Sí, oh Señor, arrepiéntome de todo corazón de haberos ultrajado tan vilmente, aborrezco mi pecado más que todo otro mal. Y ahora, volviendo a Vos, como lo espero, me recibiréis, y me abrazaréis como amoroso Padre. Yo os lo agradezco, oh infinita bondad, pero necesito de vuestro auxilio.

No me lo neguéis, Dios mío, y no permitáis que me separe jamás de Vos. No dejará de tentarme el infierno, pero más fuerte sois Vos que el infierno. Sé que si siempre a Vos me recomiendo, jamás me separaré de Vos, y ésta es la gracia que os pido: haced que nunca cese de rogaros como ahora lo hago. Asistidme Señor, dadme la luz, la fuerza, la perseverancia; dadme el paraíso, pero sobre todo dadme vuestro amor, que es el paraíso de las almas. Os amo, bondad infinita, y quiero amaros siempre; escuchadme por amor de Jesucristo, oh María, Vos que sois el refugio de pecadores; socorred a uno que quiere amar a vuestro Dios.

Dulcísimo Señor del Milagro, perdonad mis pecados, y librad, por vuestra misericordia, a la ciudad de Salta de todo castigo. Concedednos esta gracia, por intercesión de nuestra Protectora, vuestra dulcísima Madre, la Inmaculada Virgen del Milagro. AMEN.

Atributo de María: cielo

Purísima Virgen del Milagro, María, Madre admirable, milagro de la gracia, el primer atributo que simboliza vuestra original pureza, es el Cielo. Influid, Soberana Reina, desde ese hermoso Cielo, con la luz de vuestros auxilios, para que, desengañado mi corazón de la inconstancia de las cosas temporales, sólo busque las eternas y celestiales, considerando que el Cielo es mi patria, para donde fui creado, y que si no aparto mi corazón de lo caduco y terreno, y pongo mi amor en Dios y mi Señor, nunca podré ver el cielo hermoso de vuestro rostro en la gloria. AMÉN.

Oración:

Soberana Emperatriz de los Cielos y tierra, dulcísima Madre de pecadores, Madre del Milagro, en ésta tu escogida ciudad en la cual ostentas tu amor, mírame con semblante risueño, que, aunque pecador y desagradecido, soy hijo tuyo, y te venero y amo como a Madre amorosa y admirable. Y creo que si en mí empleas tus purísimos ojos, no me ha de desamparar mi Señor Jesucristo, porque a los que Tú tienes bajo tu patrocinio, les muestra El especial amparo. Ea, pues, Madre mía del Milagro, no desprecies mis ruegos, y si cuando como pecador no te busqué, Tú solicitabas mi amistad porque deseabas mi salvación, ¿Cómo ahora, que con tanta ansia te busco, me has de negar tu amparo, tu patrocinio y favor? Merezca yo tu poderoso brazo, ahora que arrodillado te pido me lleves de la mano a tu amado Hijo crucificado, para que, viendo mi dolor y arrepentimiento de mis culpas y pecados, que deseo sea mayor que el me han tenido los más penitentes Santos del mundo, me lleve a sí y me dé a beber de aquella Sangre Soberana de su amoroso Costado, que es todo el precio de nuestra redención, y viva sólo en El, huyendo del mundo y de mí mismo. AMEN.

Aquí se rezará un Credo a Cristo Crucificado, y se dirá la oración siguiente, que es para todos los días

Amantísimo Jesús mío, hermosura eterna de la Gloria, mi Dios crucificado y todo mi bien, justo Juez y piadoso Padre, que, no contento vuestro amor con haber bajado del cielo a la tierra a buscar al pecador; haber derramado vuestra sangre en el ara de la Cruz y haber instituido el Sacramento Eucarístico de vuestro Cuerpo y Sangre en la Santa Misa, quisisteis venir en vuestra milagrosa imagen a esta ciudad de Salta, a buscar como Pastor Divino a la oveja perdida. Y cuando más olvidada andaba de vuestro singular amor, hicisteis estremecer la tierra con espantosos terremotos, y revelasteis a vuestro siervo no cesarían hasta que os sacasen por las calles. Os suplico, mi Dios crucificado, que por vuestra mansedumbre soseguéis la inquietud de mi espíritu, para que pueda yo corresponder agradecido, buscándoos sólo a Vos, pues sois el descanso de mi alma y mi único bien. Y si por haberos ofendido temblase mi alma de llegarse a Vos, dadle voces desde esa Cruz, con que interiormente le digáis: "Mira, hijo mío, cuánto sufro por tu amor, y tú ¿qué es lo que haces por Mí, sino sólo ofenderme? Pero ven a mis brazos, que Yo clamaré a mi Eterno Padre diciendo: "Padre, perdona a este hijo ingrato, que no ha sabido lo que ha hecho al haber despreciado a su Dios y Redentor" Y, si todavía vuestro amor retira de mi los ojos de su piedad, por mi ignorancia e ingratitud, ponedlos en vuestra Madre, María Santísima del Milagro, mi Protectora, por cuyos méritos y piadosa intercesión, espero se templarán vuestros enojos, y me daréis gracia para que os pueda servir en esta vida y alabaros en la eterna. AMÉN.

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